El Maestro Garga Kuichines decía, con mucho acierto, que el gnóstico se pelea con la esposa todo el día y a las 7 (siete) de la noche empieza a acariciarla, y la mujer, por un instinto, piensa que "este ya me esta buscando para lo que sabemos, para eso sólo es que me busca". Es mejor todos los días. Usted le da besos en la mañana, y a toda hora, y esto no produce extrañeza para ella.

