Todo el que llega y se extasía en una cosa de aquellas, le está dando una octava superior a su energía. Cuando uno oye un concierto de música clásica, no se ponga a preguntar quién la toca, debe de sentir solamente esa música adentro y eso es mutar. Ver a una pobre persona que necesita un peso y uno se lo da, esa alegría que siente la persona con ese peso y sentir la alegría uno de haberle concedido el cielo la oportunidad de ayudar al prójimo.
Llegar al Santuario y ver al Cristo, las flores, y ver todo el proceso de uno, eso es una mutación. De modo que, todos los días debe de hacer uno esos ejercicios, para que esa energía que la Madre naturaleza tiene allí, pase a una octava superior, porque esos son impulsos espirituales. Nosotros impulsamos la energía hasta un punto y de ahí en adelante se necesita otro tipo de impulso. Nosotros podemos llevar la energía sexual del físico al vital, del vital al astral, del astral al mental. Pero del mental al causal necesitamos una mutación para que la energía se cristalice en creaciones electrónicas. No olviden ustedes que la mutación es indispensable. Cada quien busque la suya, lo que le guste, una conferencia donde esté exteriorizando el conocimiento para alumbrar el camino de otras personas. En estos momentos está en actividad el Ser, con toda su fuerza, en todo su esplendor, para darle su sabiduría y le paga dándole una octava superior a su energía.
El gnóstico que transmuta y no realiza la mutación hace la iniciación, pero no despierta conciencia. Despertar es una cosa, morir místicamente es otra cosa y la iniciación es otra cosa.

