La Educación de La Mirada
El alquimista debe antes que
todo educar sus ojos, o sea, su vista, ya que a través de ella, aunque
no se lo proponga, puede lanzar emanaciones sexuales que llegan a las
personas de sexo opuesto y esta persona a su vez recrear posteriormente
imágenes que en ese instante se forjó o produjo, trayendo por
consiguiente actitudes fuera de control.
