También hay que ver, por ejemplo, la edad de las personas; como también el aprendizaje que la persona tiene y que ha adquirido. En los antiguos tiempos, dice el Maestro, que para los Adeptos les era permitido practicar una vez al mes; a otros iniciados les era permitido una vez a la semana y para nosotros, sin embargo, escribió el Maestro, todos los días.
Esa respuesta (la duración de la práctica) la va teniendo la persona, pero hay que tener en cuenta también, en qué momento se le entra a la persona la pereza y la mala voluntad, porque eso también está; o sea, que es un conjunto de cosas que uno no las encuentra escritas sino que es una actividad que se la tiene que aprender uno mismo para sacar hacia adelante el trabajo y no ceñirse estrictamente a lo que el Maestro dice aquí, porque puede ser que esa no sea la particularidad de uno. Con esto no quiero decir que le estamos cambiando a lo que dice el Maestro. Pero el aprendizaje de una persona, vuel vo a repetir, que quiera cumplir lo que dice el Maestro de una hora diaria, y si el cuerpo no le responde, no puede (habiendo llegado a la condi ción donde ya transmutó), seguir exigiéndole al cuerpo, porque habría entonces un deseo provoca do, que en el fondo sería negativo.

