martes, 1 de julio de 2014

Las Caídas y el Ego

    El alquimista que en un principio tenga una pérdida de energía y en 24 horas ha producido suficiente, no espere que se acumule, transmútela, pues de acumularse dos o tres días le será más difícil controlarla y lo podrá vencer el deseo sexual más fácilmente, provocando que pierda energía nueva vez.
    Tiene el alquimista que pararse cada vez que se caiga y no cansarse de intentarlo, ya que eso, justamente eso, es lo que espera nuestro diablo interior. Hay que volverse serios y no hacerle juego al ego nuestro, de caerse y caerse, para disfrutar del deseo animal. Este deseo sólo lo disfruta nuestra bestia interior, que no es lo mismo que nosotros, nuestra alma, al ego es a quien le gusta o disfruta de esto y lo hace a través de nuestro cuerpo y nuestros sentidos. Esto no es ni proviene del Ser o de nuestra alma. Nosotros pensamos que ese goce bestial somos nosotros, porque estamos identificados plenamente con el ego. El camino gnóstico es identificarse plenamente con el Ser. Es decir, lo contrario.
    Estamos dormidos en nuestra conciencia divina y despiertos para el ego, la bestia interna. Hacemos lo que el ego nos dicta que hagamos, y encima de todo esto pensamos que somos nosotros mismos. Esto se explica porque tenemos la conciencia dormida y este manejo que hace el ego de nuestros sentimientos y acciones, lo dicta él desde la subconsciencia, sin nuestro conocimiento, es decir, somos autómatas, robots, que ejecutamos y pensamos lo que esa fuerza negativa, egóica, nos dice que hagamos, y lo que es peor, sin darnos cuenta.
   Al final quien sufre Karma, enfermedades, etc. no es el ego, sino nosotros. Nos conviene elegir a quien obedecer: al Ser o al Ego. La próxima vez que estés por complacer al ego repite estas reflexiones y toma una decisión acertada.